Qué cambios experimenta el cuerpo cuando dejamos de consumir azúcar

Qué cambios experimenta el cuerpo cuando dejamos de consumir azúcar

La reducción de azúcar mejora regulación del apetito, según la OMS (Freepik)

 

 

 





Cuando decidimos reducir o eliminar el consumo de azúcar de nuestra dieta, nuestro cuerpo atraviesa una serie de transformaciones significativas. Los primeros días pueden estar marcados por síntomas de abstinencia como fatiga, ansiedad y antojos.

Nazareno Rosen 

Esto ocurre porque el organismo se acostumbra a la presencia constante de azúcar, y su ausencia provoca una especie de “síndrome de abstinencia”. Sin embargo, esta etapa inicial, aunque incómoda, es solo el comienzo de una serie de cambios positivos que se reflejan en tu salud física y mental a largo plazo.

Los expertos recomiendan hacer los ajustes en la dieta de manera gradual, de modo que sea más fácil controlar los síntomas de la abstinencia. Es que dejar de consumir azúcar es un desafío que puede parecer abrumador, especialmente si estamos acostumbrados a esa dosis diaria de cosas dulces. Sin embargo, más allá de ese malestar inicial, el cuerpo comienza a experimentar una serie de cambios profundos y positivos. Desde mejorar la salud cardiovascular hasta fortalecer la salud cerebral, el simple hecho de reducir el consumo de azúcar puede transformar tu bienestar de múltiples maneras.

Cambios físicos y mentales

Cuando reduces el consumo de azúcar, tu cuerpo atraviesa una fase de adaptación. En las primeras semanas, podrías experimentar síntomas físicos desagradables, como dolores de cabeza, mareos y fatiga. Estos son una señal de que tu organismo está aprendiendo a funcionar con menos azúcar.

Además, en el ámbito mental, es común sentirse más ansioso o irritable, debido a que el azúcar genera una liberación rápida de dopamina, la hormona del placer, lo que crea un ciclo de dependencia. A medida que el organismo se desacostumbra a esta sustancia, estos síntomas disminuyen, y empiezas a notar cambios significativos en tu bienestar general.

Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de los primeros cambios que experimenta nuestro cuerpo ya adaptado al bajo consumo de azúcar es un mejor control del apetito.

El consumo elevado de alimentos ricos en azúcares está asociado con la alteración de las hormonas que regulan el hambre y la saciedad, como la leptina y la grelina. Al reducir la ingesta de azúcar, estas hormonas comienzan a funcionar de manera más eficiente, lo que disminuye la sensación constante de hambre y los antojos por alimentos poco saludables. Como resultado, es más fácil mantener una dieta equilibrada y controlar el peso corporal, ya que la necesidad de consumir calorías innecesarias disminuye considerablemente.

Este cambio, junto con una dieta balanceada y ejercicio regular, es fundamental para lograr una composición corporal más equilibrada y reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con el exceso de peso.

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