William Anseume: Resultados electorales al estilo caipirinha

William Anseume: Resultados electorales al estilo caipirinha

Se habían determinado las pautas para la elección, según y como quedó asentado en el acuerdo, siguiendo lo plenamente establecido en la Ley para elecciones de condominios, aquella que sigue lo mandado por la Constitución. Sin embargo, Luana, la candidata a reelegirse por seis años más tuvo sus ataques previos, sus berrinches comunitarios.

Luana deshizo y se apropió de las banderas y las sedes desde donde algunos vecinos se reunían y conjuntaban para hacerle frente a sus despóticas maneras en la conducción del condominio. Malandra ella. Porque Luana pretendia seguir haciendo lo que le viniera en gana. Cortaba el agua a su libre albedrío, o mandaba a jugar con la electricidad al encargado de ello en la zona. Por quítame esta paja, o sin razón alguna, por el simple hecho de existir, mandaba a poner presos jóvenes o adultos, viejecitos y hasta niños que la vieran feo. Se habla de algunos muertos en su haber, pero eso debe aún determinarlo la justicia. Hasta precio por su cabeza hay entre algunos malandros brasileros que no se han atrevido a ir a buscarla. Así de fuerte es la tipa, temible. Fíjense que a los presos los mandaba a torturar, para lo cual le soltaba parte del dinero del condominio a los policías, esbirros brasileros.

Antes de la elección, Luana se garantizó la conformación de la junta electoral. Dejó estar algún otro ahí de sus oponentes para que no dijeran tanto, para que no se quejaran. Otra de sus jugadas maestras fue evitar que su máximo opositor, Edmundo Rosales se postulara a la elección. Lo tildó de cualquier cosa que tenía que ver con la justicia y aunque esta vez no pudo, o no quiso por el riesgo que corría con los vecinos, mandarlo a apresar, evitó que estuviera postulado, aunque Rosales era el mejor visto, popular y querido en toda la comunidad.





Luana se cogió los reales del condominio también para su campaña publicitaria, contrató cantantes y rayó todo el conjunto residencial con graffitis y sus fotos aborrecidas por todos. Hasta una foto desnuda con las tetas colgando hizo rodar dizque desprevenida, la zorra esa. Mientras, los vecinos se inventaron de pronto otra alternativa, buscaron una nueva candidata, aupada por Edmundo Rosales y una organización electoral comunitaria unida: la gran Tainara, como resultó. Porque Tainara era una recién llegada a la residencia, que, por tanto, nadie conocía a profundidad, aunque se le veía salir y entrar tranquila, dócil, hasta tierna, de su trabajo, nadie podía decir que no era persona seria, pero popular no. Imposible. Por tanto, Luana sólo aceptó como oponente, con su poder, esa candidatura inscrita a última hora, ante la cual se sentía sobradamente triunfadora.

En fin, Tainara, con el apoyo decidido de Edmundo Rosales, quien recorrió apartamento por apartamento con ella, y le dio duro a las redes sociales, obtuvo una victoria vigilada por todos. Pero cuando se iban a distribuir las caipirinhas, saltó Luana, quien poseía el control de la mesa, a decir, por boca del taimadito presidente del cuerpo electoral, que ella fue la ganadora casi contundente de la elección, para sorpresa mala de todos. Algunos de los otros conjuntos avecindados plantearon como solución al conflicto, una negociación, otros consideraron que Tainara debía ser reconocida , aunque los votos se perdieron, los quemaron, no sé. Tainara y Edmundo se niegan porque ya todo estaba negociado, establecido, pautado hasta por la ley y la Constitución misma. El ganador se lo lleva todo, como decía de otra elección el mismísimo presidente Lula. Hubo que llamar al experimentado Celso Amorim, pero como éste era viejo amigo de Luana, estuvo de acuerdo con ella en cuanto a que habría que negociar, para prolongar de algún modo, el que fuera, el mandato de su amiga en la presidencia de la junta de condominio de aquel conjunto residencial.

No he sabido cómo terminó todo aquello. Debo preguntarle al amigo Celso. Lo último que supe es que estaban moviendo cielo y tierra por fuera para que se reconociera el triunfo de Tainara, como todo el mundo vio, contó y cantó. Supe también que el Comando Sur se enteró y se molestó, tanto como algunos presidentes conscientes. Así de trascendente ha sido el caso. Le deseo a Tainara el mayor de los éxitos en el desempeño de su presidencia, sin embargo, acompañada de Edmundo Rosales, desde luego. A menos que Celso con su intervención, no tan sabia esta vez, determine otra cosa. Pero ahí sí sería intervencionismo. Ah pues.