El mundo del deporte está lleno de historias de éxito brillante en las que se muestra solo la cara del vencedor y su felicidad, pero no la cruda realidad o las historias trágicas que a menudo hay detrás. Al igual que en todo campo, el deporte también consiste en problemas y sufrimientos a los que hay que anteponerse. Ese ha sido el modo de vida de Carmen Giménez, una mujer de 34 años que ha tenido que ver cómo la vida le asestaba varios golpes. La atleta paralímpica española ha pasado por momentos muy duros a lo largo de sus años, entre los que destacan maltratos, abusos y agresiones de diferentes personas, que acabaron por causarle una lesión medular.
Por Pablo Mateos | Infobae
La historia de Carmen comienza allá por el 2010, cuando su pareja de por aquel entonces la maltrataba. Un día, lanzó a Carmen tres pisos abajo por la terraza, con la consecuencia de una lesión grave de médula que le ha dejado marcada de por vida, en una silla de ruedas.
Carmen compartió en una entrevista con La Sexta cómo ocurrieron todos los hechos aquel fatídico día. Durante sus declaraciones, acusa también que aunque en ese momento el daño fue físico, la herida moral y mental que sufría también era persistente y dura. “Era más la parte psicológica, personal y emocional que la física”, explica la víctima de la agresión en el 2010. “Yo sabía que algo iba a pasar”, añade.
Ella se encontraba en la segunda planta del dúplex en el que ambos residían, mientras que él estaba enfurecido y tiraba cosas por los suelos. Fruto del miedo existente en ese momento, Carmen decidió bajar y buscar refugio. “Bajé y me encerré en el baño”, detalla la paratleta. “Oí perfectamente que bajaba e intentó abrir la puerta”, sigue la protagonista en su narración de ese momento de miedo que sufrió hace 14 años.
El agresor, ante la negativa de poder entrar al baño, decidió engañar a Carmen y simuló que se marchaba de casa. “Oí las llaves previamente e interpreté que se había ido”, argumenta. Sin embargo, todo había sido un engaño de él para hacer que saliera del baño. “Abrí la puerta y me lo encontré de frente”, afirma Carmen, que finalmente pronunciaría la última frase que recuerda de ese día enunciada por su pareja: “Tú hoy no vas a ir a trabajar, hay gente que sí”.
Tras esas palabras, se produjo la agresión que dejó a Carmen en su estado actual, pero que no ha limitado su vida para realizar grandes logros.
Lea más en Infobae