Existen muchas personas que parecen tener todo: éxito, felicidad, y una vida saludable. Sin embargo, tras esa fachada se esconden problemas psicológicos que pueden llevarlos a cometer actos impensables, como el homicidio. El mundo del deporte de Estados Unidos cuenta con un claro ejemplo de este tipo de casos.
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Aaron Hernández, una de las leyendas del fútbol americano, mostró cómo el éxito puede ocultar profundos conflictos internos. Su historia, que pasó del estrellato al crimen, revela las complejidades de una mente perturbada, y cómo estos problemas psicológicos pueden desencadenar comportamientos violentos.
La historia de Aaron Hernández, el deportista acusado de asesinato que terminó con su vida y dejó tres cartas
Aaron, desde pequeño demostró tener talento para el deporte. Al igual que su padre, se destacó como una figura importante en el mundo del futbol americano jugando en equipos importantes como el New England Patriots, club que le llegó a brindar la de 40 millones de dólares para extender su contrato por cinco años. Pero a pesar del éxito, la fama, la belleza y el poder que le daba ser una estrella del deporte, Hernández nunca supo manejar todos los traumas que había vivido durante la niñez con golpes intrafamiliares y unos padres que pasaron tiempo en la prisión.
Sin embargo, el 26 de junio del 2013 protagonizó una de las escenas más impactantes al arrestado por el asesinato de Odin Lloyd, amigo y concuñado. Aunque su carrera en los Patriots le había asegurado un contrato millonario, su vida personal comenzó a acumular una imagen negativa que hizo que en cuestión de días todos los contratos con sponsors se terminaran abruptamente.
Tras su condena a cadena perpetua, nuevas acusaciones surgieron, incluyendo un doble homicidio del que fue absuelto. Aun así, el peso de su situación lo llevó al suicidio en su celda en 2017.
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