El Dassault Falcon 900 aterrizó este lunes al mediodía en el Aeropuerto Ejecutivo de Fort Lauderdale, Florida. No llamó la atención en un primer momento: allí se pueden ver todo tipo de jets modernos que arriban y despegan cada minuto. Lo que pocos sabían era que ese avión era propiedad de Nicolás Maduro, el dictador que el pasado 28 de julio robó una elección presidencial -una más- a la vista de todo el mundo.
Por infobae.com
La justicia de los Estados Unidos incautó la lujosa nave en República Dominicana bajo el paraguas de sanciones internacionales que aplicó en el pasado a decenas de funcionarios del régimen chavista. Los delitos por los cuales se les imputa este tipo de amonestaciones a los jerarcas de Venezuela son variados, pero sobre todo dos tienen peso específico: narcotráfico y lesa humanidad.
A las pocas horas de conocerse la suerte de la aeronave, Maduro y sus laderos lanzaron dos medidas que intentaron atenuar el mal trago y desviar la atención de la opinión pública, sorprendida por el lujoso aparato. Se leyeron como una respuesta al traslado a Florida del Dassault Falcon 900 de cuya comodidad tanto disfrutaba Cilia Flores, la primera dictadora.
Los anuncios fueron casi simultáneos aunque de diferente calibre. Por un lado, Maduro firmó un decreto que adelanta la Navidad al 1 de octubre. Un milagro menor. No es la primera vez que el régimen juega con la cronología cristiana. Aunque nunca lo colocó tan temprano en el calendario.
“Está llegando septiembre y dije: ‘Septiembre y ya huele a Navidad’. Y por eso este año, en homenaje a ustedes, en agradecimiento a ustedes, voy a decretar el adelanto de la Navidad para el 1 de octubre. Arranca la Navidad el 1 de octubre para todos y todas. Llegó la Navidad con paz, felicidad y seguridad”, dijo Maduro en su mensaje al pueblo.
El Palacio de Miraflores parece desesperado por distraer a una sociedad asqueada del bochornoso megafraude y la escandalosa megacorrupción. Incluso, muchos en Venezuela sospechan que los apagones que sacudieron al país el viernes, sábado y domingo pasados fueron orquestados por el chavismo para que la población se preocupe por cuestiones más inmediatas -los pocos alimentos que pudieran pudrirse en la heladera- y no por la calidad institucional de la nación.
Este lunes, además, recrudeció la persecución contra la oposición. ¿El blanco? El candidato presidencial Edmundo González Urrutia, quien derrotó abrumadoramente en las urnas a Maduro hace poco más de un mes. La fiscalía -que naturalmente responde al régimen dictatorial- pareció agrupar gran parte del índice temático del Código Penal en su denuncia para sumar presuntos delitos contra el exdiplomático.
El fiscal Luis Ernesto Dueñez Reyes emitió la orden de arresto contra el opositor por usurpación de funciones, forjamiento de documento público, instigación a la desobediencia de leyes, conspiración, sabotaje y asociación ilícita. No quedó ninguno afuera.
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