Abraham Sequeda: Señales

Abraham Sequeda: Señales

Los ciudadanos venezolanos han colocado hasta este momento, más energía que cualquier otra población de una nación, que haya intentado liberarse de un yugo parecido al que hoy los atormenta, tanto por su esfuerzo físico, entereza y participación en jornadas constitucionales.

Esta apreciación se tomará de nuevo al final; por el momento, es bueno revisar algunas señales para advertir, por dónde van los argumentos de una sociedad, para concluir lo que aún no ha terminado.

Así como la vida comienza con un niño que irá adquiriendo componentes vitales para su vida adulta y ser entonces parte del sostén de una nación, el Índice de Capital Humano calculado por el Banco Mundial (BM), determina la expectativa del nivel de productividad de ese niño al cumplir 18 años, incorporando parámetros decisivos como la educación completa y la salud plena; para Venezuela no existen datos actuales para establecer este indicador.

El Índice de Desarrollo Humano, que de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud/OMS, se establece como la media aritmética de tres componentes: la esperanza de vida al nacer, logro educativo y el Producto Interno Bruto (PIB) basándose en la paridad del poder adquisitivo. En estos aspectos, tanto los datos son escasos, como severamente afectados directa o indirectamente, básicamente con medidas ideológicas de control.

Para Venezuela la expectativa de vida al nacer para el año 2022, según datos del BM, estaba entre 67 años (varones) y 76 años (mujeres) ambos con tendencia hacia abajo. En cuanto al dato de maestros capacitados para nivel primaria, no existen datos actuales para Venezuela y el renglón perseverancia en la escuela hasta el último grado de nivel primaria, solo se poseen datos hasta 2016 con 83% para niñas y 82 % para niños.

Completando la triada, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su reporte de abril de 2024, basándose en los datos existentes de fuentes reconocidas, indica un crecimiento para Venezuela del PIB de 2,4% (2023), debido a las ventas petroleras básicamente; adicionalmente porcentajes de inflación y devaluación del bolívar alrededor del 50% para ambos. Un poco retornando al componente de salud, solo 1,6% del PIB, se estima que es dirigido a esta área.

Estos datos, ampliados incluso hacia extremos muy economicistas o criterios de percepción “social”, no dejan dudas de la precaria condición del venezolano. Ahora entonces comprendemos dos situaciones críticas, que son obstáculos para poder terminar de una vez por todas con la tarea de liberar a Venezuela.

La primera, es que la población ha hecho lo que le correspondía, está extenuada en los aspectos cotidianos, mermada en sus alcances y por si fuera poco perseguida. Se le ha impuesto a la fuerza que debe inhibirse a cualquier iniciativa, ante el chantaje que permea todos los ámbitos de los derechos humanos.

Por la otra parte, la situación seguirá profundizándose con el tiempo, entendiendo que la impunidad afianza los procedimientos de coacción.

Los recursos ahora son mantener aquella energía, con la finalidad de manejar escenarios intensos y culminantes a la liberación del país; por lo tanto, el toque definitivo envuelto en cuantas acciones permita la audacia del liderazgo político nacional, debe centrarse en lograr todo el apoyo posible, de distintas características y distancias geográficas.

@abrahamsequeda

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