Y se vendió, nomás. Parecía un karma el que Michael Jordan vivía con su primera mansión, aquella que construyó en Highland Park, un barrio exclusivo a las afueras de Chicago, y no podía vender desde hace 15 años.
Originalmente tasada en 47 millones de dólares, MJ empezó pidiendo 29 millones. En 2013 se había hecho una subasta pero nadie llegó al mínimo de 23.5 millones y esto lo obligó a seguir bajando el precio, desde ese momento y sobre todo con el paso de los años. A tal punto que en el 2022 fue encontrada publicada en una exclusiva inmobiliaria con un precio mucho más bajo, 14.855.000, aunque aseguran que desde 2017 estaba en ese monto. Por estas horas, cuando la noticia empezó a conocerse, no hay precisiones sobre quién es el comprador y la cifra, aunque algunos especulan que estaría en torno a los 11 millones. Sólo se sabe que, al fin, se vendió.
Las razones de la falta de ofertas que tuvo durante tanto tiempo tiene que ver con que es una propiedad muy grande (5.200 metros cuadrados, en casi 3 hectáreas), con demasiados lujos y un impuesto anual de 100.000 dólares. Los especialistas aseguran que el 23 gastó casi 2 millones en impuestos estatales. MJ compró los terrenos en la exclusiva zona de Highland Park (a 44 kilómetros de Chicago), en un barrio ubicado en el medio de un bosque. La hizo desde cero, porque quería –como pasó con las otras casas– que cada metro cuadrado se adaptara a sus gustos y necesidades.
Está claro que lo exigente y obsesivo que era en la cancha lo traslada a su vida personal y por eso no sorprende lo que quiso sumarle a esa mansión que empezó a construir en 1991, luego de su primer campeonato de la NBA, a orillas del Lago Michigan. La terminó de construir en 1995, momento de su retorno a la NBA tras su primer retiro, y la restauró en 2009. Además de una impactante cancha de básquet, un gimnasio top en su interior y una cancha de tenis, posee 11 habitaciones, 19 baños, dos salones circulares, dos teatros, una sala de cine, una bodega con lugar para 1000 vinos, una pileta, una sala específica para fumar con mesas de juego, una biblioteca con pantalla desplegable, una sala con una TV de 110 pulgadas, un garage para 15 autos, una casa secundaria para huéspedes con tres cuartos y hasta un lago para pescar. Con un detalle que la distingue: la puerta de ingreso la mandó a traer de la mansión de Playboy y le puso el 23.
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