En los últimos años, la inteligencia artificial ha avanzado significativamente, logrando hazañas impensables en áreas como la medicina, la ingeniería y hasta el entretenimiento. Desde algoritmos que crean arte hasta robots que superan a los humanos en juegos complejos como el ajedrez y el Go, la IA es un tema que incluye a varios sectores.
Por Dylan Escobar Ruíz / infobae.com
Frente a este avance, que en ciertas ocasiones no tiene la suficiente regulación o supervisión, surge el debate de saber si el cerebro humano podrá competir en el futuro contra estos sistemas avanzados.
A raíz de estas dudas, Elon Musk, la mente detrás de empresas como Tesla y SpaceX, ha propuesto una solución que podría ser la clave para nivelar el campo de juego: los chips cerebrales de Neuralink.
En una reciente entrevista con Lex Fridman, Musk abordó su preocupación sobre los riesgos que presenta el desarrollo descontrolado de la IA. Para él, es fundamental que los humanos encuentren una forma de mantenerse a la par de estas tecnologías, y cree que los implantes cerebrales podrían ser la respuesta.
La propuesta de Musk gira en torno a la idea de que los chips de Neuralink permitirán a los humanos no solo mejorar sus capacidades físicas y mentales, sino también crear una simbiosis con la inteligencia artificial.
Estos dispositivos, diseñados para registrar y simular la actividad cerebral, podrían mejorar sentidos naturales como la vista, la audición e incluso restaurar funciones perdidas debido a trastornos neurológicos.
Musk ha destacado que la primera aplicación de Neuralink está enfocada en la salud, con la meta de tratar enfermedades neurológicas como el autismo y la esquizofrenia. Sin embargo, en el largo plazo, su visión es mucho más ambiciosa.
Para Musk, la integración de estos chips podría ayudar a la humanidad a competir de manera efectiva con la IA, evitando que los avances en inteligencia artificial superen las capacidades humanas sin control.
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