Las Fuerzas de Defensa de Israel llevaron a cabo un ataque aéreo en Beirut que resultó en la eliminación de Hassan Nasrallah, el líder de Hezbollah. Este bombardeo, que tuvo como objetivo cuatro edificios estratégicos que funcionaban como bastiones de la organización en la capital libanesa, fue el resultado de una serie de operaciones de inteligencia que lograron identificar el paradero del jefe del grupo terrorista.
Por Infobae
La misión es considerada un triunfo para la inteligencia israelí, que mejoró sus capacidades desde el conflicto de 2006 con Hezbollah, un enfrentamiento que puso de manifiesto las limitaciones de Israel para obtener información precisa sobre este grupo respaldado por Irán. A raíz de esa experiencia, el Estado judío redefinió su enfoque en la recolección de datos, fortaleciendo las operaciones de unidades de inteligencia como la Unidad 8200 y el Mossad.
Desde 2006, la Unidad 8200 ha desarrollado herramientas cibernéticas avanzadas para interceptar las comunicaciones de Hezbollah y monitorear sus movimientos. Esta agencia ha desplegado drones y satélites sobre Líbano, lo que le ha permitido documentar incluso los cambios más sutiles en la infraestructura del grupo, como la construcción de nuevos almacenes de armas o el desplazamiento de fuerzas hacia el sur del país.
Estas capacidades le permitieron a Israel localizar la posición de Nasrallah y otros altos mandos de Hezbollah, quienes se encontraban reunidos en un búnker en Beirut cuando un ataque aéreo de la Fuerza Aérea Israelí, que lanzó más de 80 bombas, abatió este viernes a Nasrallah y varios de sus comandantes.
Sin embargo, esta operación no fue comunicada previamente a la administración de Biden, lo que generó tensiones con la Casa Blanca.
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