Una decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) el viernes en el caso de Lassana Diarra contra el Lokomotiv Moscú podría dar un vuelco al sistema de traspasos en el fútbol permitiendo a un jugador romper unilateralmente su contrato.
“De algún modo el caso Lassana Diarra es el caso Bosman 2.0”, estima el abogado belga Jean-Louis Dupont, que defiende a Diarra, y que había trabajado hace tres décadas para Jean-Marc Bosman, un caso que derivó en la ley Bosman en 1995, que puso fin a las cuotas de jugadores extranjeros en un club.
Otro partido decisivo en el fútbol internacional se juega en Luxemburgo, donde tiene su sede el tribunal europeo.
“Si el fallo refleja las conclusiones del abogado general de la TJUE, el actual sistema de traspasos será cosa del pasado”, añade Dupont. Las reglas que habían impedido a Lassana Diarra encontrar un nuevo club empleador “violan la libre circulación de trabajadores”, estima.
El abogado destaca las conclusiones ofrecidas el pasado 30 de abril por el abogado general del Tribunal de justicia, el polaco Maciej Szpunar, para el que las reglas de la FIFA “que limitan la capacidad de los clubes para fichar” serían contrarias al principio de la libre competencia en el seno de la UE.
Otros juristas que conocen el caso son más moderados y no prevén un ‘fallo Lassana Diarra’ con el mismo impacto que el ‘fallo Bosman’. El caso del jugador belga concernía a la libre circulación de jugadores e hizo estallar en pedazos todas las reglas de limitación de futbolistas de diferentes nacionalidades en los planteles de los clubes, liberalizando el mercado de traspasos en Europa.
Romper unilateralmente
El litigio del antiguo internacional francés con el Lokomotiv podría permitir a un jugador apartado del grupo romper unilateralmente su contrato sin que su próximo equipo pueda enfrentarse riesgos jurídicos ante la multa que podría recibir el jugador.
La historia se remonta diez años atrás. En 2014, ‘Lass’ se había enfadado con el club moscovita ya que no aceptaba una drástica reducción de su salario. El Lokomotiv le reclamó en principio 20 millones de euros (22 millones de dólares) por el perjuicio.
Según los normas de la FIFA, si un jugador rompe su contrato de forma unilateral y “sin causa justificada”, debe abonar una indemnización que comprende su remuneración y bonus hasta el término de su contrato. Un club que fiche a ese jugador, podría verse afectado por esta indemnización.
Por su parte, el jugador reclamaba seis millones de euros a la FIFA, estimando que sus reglas en materia de traspasos le habían impedido ejercer su profesión durante la mayor parte de la temporada 2014-2015.
Con esta amenaza de indemnización, los clubes interesados en incorporar al jugador a sus filas dieron un paso atrás, como fue el caso del Charleroi belga.
‘Competencia afectada’
Diarra, que aterrizó en el Olympique de Marsella en 2015 y antes había jugado en el Real Madrid, decidió llevar el caso ante la justicia belga, apoyado por el sindicato mundial de jugadores, FIFPro.
Después de varios giros de guion, el tribunal belga asumió el caso, a pesar de que la FIFA consideraba que no era competente para ello.
En esencia, el interrogante era: ¿el reglamento del estatus y del traspaso de jugadores es compatible con el derecho a la competencia y a la libre circulación de la UE?
Según el abogado general Szpunar, las disposiciones aplicadas por la FIFA pueden “desalentar y disuadir a los clubes a contratar al jugador por temor de un riesgo financiero”.
“Limitar la capacidad de los clubes para fichar jugadores afecta necesariamente a la competencia entre clubes en el mercado de adquisición de jugadores profesionales”, indicó el jurista polaco.
En caso de que el TJUE sea de la misma opinión, los jugadores podrían, en caso de verse apartados, abandonar su club sin temor de verse inmersos en un posterior procedimiento judicial.
AFP