En cada noche electoral de Estados Unidos existe una posibilidad, remota pero no imposible, que es todo un sueño para los más apasionados de la política estadounidense: que haya un empate de votos electorales entre los dos candidatos.
Por El Diario NY
La vicepresidenta y aspirante demócrata, Kamala Harris, y el expresidente republicano Donald Trump (2017-2021) se enfrentarán este 5 de noviembre en unos comicios que se prevén muy ajustados y en los que no se puede descartar ningún escenario.
¿Cómo es posible un empate?
El presidente de Estados Unidos no se elige por el número de votos total obtenido a nivel nacional (conocido como voto popular), sino que se utiliza el sistema del Colegio Electoral.
Mediante este mecanismo, cada uno de los 50 estados del país aporta un número determinado de electores o votos electorales repartidos en función de su población.
La gran mayoría de estados entregan todos sus votos al candidato que gane los comicios en el estado, de manera que quien venza en California se lleva los 54 votos de ese estado y el que lo haga en Wyoming se embolsa los tres votos que allí están en juego.
En total, el Colegio Electoral está compuesto por 538 votos electorales y se convierte en presidente quien logre al menos la mitad más uno, es decir la cifra mágica de los 270.
Pero hay un pequeño detalle a tener en cuenta. Al ser 538 un número par, existe la posibilidad de que Harris y Trump empaten a 269 votos cada uno.
¿Cómo se resuelve?
La respuesta está en la Constitución, concretamente en la Enmienda número 12.
El árbitro que debería desempatar entre Harris y Trump es la nueva Cámara de Representantes, cuya composición también se elegirá el próximo 5 de noviembre.
La Cámara Baja debería reunirse en una sesión especial a partir del 6 de enero para elegir al mandatario.
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