La vida del Sargento Primero José Gilber Vizcaya Laya quedó truncada en la preparación del inicio de la Navidad, tradicional en el Fuerte Tiuna, cuando se arranca con el encendido de la Cruz de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) en diciembre, pero que este año Nicolás Maduro ordenó que se hiciera en octubre. El horrible accidente con fuegos artificiales, que acabó con la vida del militar, no impidió que igual la oficialidad de la institución castrense celebrara, sonriera, se abrazaran como si nada hubiese pasado.
Por Sebastiana Barráez | Infobae
Fue un hecho atroz la circunstancia en la que ocurrió la muerte del joven, adscrito a la Dirección de Químicos, Explosivos y Energía Atómica de la Dirección de Armas y Explosivos (DAEX), pero otra vez quienes dirigen la Fuerza Armada dan una demostración de lo que les importa, no precisamente la vida de un subalterno, humilde, quien vivía en el sector El Manguito, municipio Achaguas, del fronterizo estado Apure y que ahora estaba al servicio de la institución castrense en Caracas.
Su cuerpo fue velado con el ataúd sellado porque los juegos pirotécnicos le destrozaron la cabeza. Sobre su urna tres de sus implementos militares, uno de ellos la gorra de la Dirección de Armas y Explosivos (DAEX), y también la bandera tricolor del país que juró defender.
Los oficiales, ni siquiera los más propagandistas de las Fuerza Armada, hicieron mención alguna al hecho, ni siquiera los mediáticos Ministro de la Defensa, GJ Vladimir Padrino López, ni el Comandante Estratégico Operacional (Ceofanb), GJ Domingo Antonio Hernández Lárez. El único que publicó una nota de duelo fue el jefe de la Defensa Pública Militar, General de División Manuel Alejandro Cova Cardona.
La trágica muerte del S1 Vizcaya Laya ocurre por la atropellada orden que dio Nicolás Maduro de arrancar con la Navidad en octubre, cuando tradicionalmente es en diciembre.
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