Un enorme meteorito, del tamaño estimado de cuatro montes Everest, chocó contra la Tierra hace más de 3.000 millones de años, y el impacto podría haber sido inesperadamente beneficioso para las primeras formas de vida de nuestro planeta, según una nueva investigación.
Por: CNN
Normalmente, cuando una gran roca espacial choca contra la Tierra, los impactos se asocian a una devastación catastrófica, como en el caso de la desaparición de los dinosaurios hace 66 millones de años, cuando un asteroide de unos 10 kilómetros de ancho se estrelló frente a la costa de la península de Yucatán, en lo que hoy es México.
Pero la Tierra era joven y un lugar muy distinto cuando el meteorito S2, cuya masa se estima entre 50 y 200 veces superior a la del asteroide Chicxulub, desencadenante de la extinción de los dinosaurios, colisionó con el planeta hace 3.260 millones de años, según Nadja Drabon, profesora adjunta de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Harvard. También es autora principal de un nuevo estudio que describe el impacto del S2 y lo que siguió tras él, publicado el lunes en la revista académica Proceedings of the National Academy of Sciences.
“Aún no se había formado vida compleja, y sólo había vida unicelular en forma de bacterias y arqueas”, escribió Drabon en un correo electrónico. “Es probable que los océanos contuvieran algo de vida, pero no tanta como hoy, en parte debido a la falta de nutrientes. Algunos incluso describen los océanos arcaicos como ‘desiertos biológicos’. El Eón arcaico era un mundo acuático en el que sobresalían pocas islas. Habría sido una visión curiosa, ya que los océanos probablemente eran de color verde debido a las aguas profundas ricas en hierro”.
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