Halloween se ha convertido en una celebración adoptada por los latinos en EEUU, que combinan elementos estadounidenses con tradiciones propias. Aunque la festividad es ajena a sus raíces, muchos la ven como una forma de integrarse culturalmente.
Por VOA Noticias
En un barrio residencial de Miami, María López adorna su jardín con calabazas y calaveras coloridas. Entre figuras de fantasmas y brujas explica a la Voz de América que este se ha convertido en un ritual para ella. “Empecé cuando mis hijos eran chiquitos, pero ahora ya ni siquiera viven acá pero yo mantengo el espíritu, es una forma de adaptarnos a la cultura estadounidense”, explica la mujer de 42 años.
Aunque es una festividad que no forma parte de las raíces culturales de muchos latinos, con el tiempo ha sido adoptada con toques propios: combinando la influencia estadounidense con costumbres de sus países de origen.
El 31 de octubre no es solo una noche para los disfraces y el famoso “truco o trato” o trick or treat en inglés, sino también una oportunidad para que miles de hogares desplieguen una creatividad “espeluznante” con decoraciones que van desde calabazas talladas hasta elaboradas escenas de terror.
La tradición de adornar las casas para Halloween, especialmente en países como Estados Unidos, ha crecido significativamente en la última década y ahora se extiende a nivel mundial, destacándose en lugares como Reino Unido, Canadá y Australia.
Según datos de la Federación Nacional de Minoristas de Estados Unidos (NRF, en inglés), en 2023 el gasto en decoraciones de Halloween alcanzó los 3,6 millones de dólares, una cifra que se ha incrementado constantemente desde 2010. Aproximadamente el 70 % de los hogares estadounidenses que celebran la festividad invierten en decoraciones exteriores, una cifra que se traduce en más de 100 millones de casas decoradas solo en este país.
La tradición de decorar las casas, que antes era limitada a calabazas y luces, ahora incluye elementos más elaborados como esqueletos gigantes, luces animadas y figuras de personajes clásicos de terror.
“También disfrutamos entre los vecinos, a ver quién sorprende más o a ver quién tiene la casa mejor decorada. Es como una competición”, dijo José Rodríguez, otro residente que hace casi cinco años se mudó a la Florida en busca de nuevas oportunidades.