William Anseume: Moneda y trabajo devaluados

William Anseume: Moneda y trabajo devaluados

El dólar sigue buscando las nubes, mientras el bolívar se sepulta tres metros o más bajo tierra -por no ser escatológicos. El régimen continúa impasible ante la pérdida del valor de la moneda, aunque inyecta e inyecta unos dólares que no logran contener la caída, como si esa acción mínima e impotente fuera un plan económico. En cuanto al trabajo y su valor nada hace en absoluto, ni siquiera para disimular, como sí ocurre con la inyección diaria de moneda americana a través del Banco Central.
¿Por qué? ¿Le conviene un mayor desplome económico y del valor del trabajo? Pareciera que sí. Porque es algo que ha alentado como política empobrecedora del país y sus ciudadanos desde el principio. En eso han sido muy pero muy eficientes. Por eso, no sólo pareciera no importarles, no les importa profundizar la crisis, generar más y más miseria, más y más depauperación del país y sus ciudadanos.
Otras de sus medidas recientes, cargadas de impotencia e improductividad, fueron las aquí fracasadas Zonas Económicas Especiales. No han entendido que sin seguridad jurídica, política y económica, nadie serio vendrá a realizar grandes inversiones, a dar empleo que valga,  generar riqueza, cuando no es ese evidentemente el propósito desde el poder.
Someter a los ciudadanos por hambre, tener un mayor control social con bolsitas de comida y repartición del gas, hacer creer que el papá Estado es gentil cuando otorga bonos miserables también arbitrarios, no es una política laboral. Es sólo política destructiva del individuo y de la sociedad, humillante, descaradamente humillante. Perversa.
Se requiere un plan de atención inmediata con protección a largo plazo. Que atienda la necesidad urgente de vida digna de los trabajadores y sus familias, pero sustentado en un verdadero desarrollo económico, para lo cual se requiere potenciar el diálogo social, no por hablar, donde empresarios, gobierno y trabajadores con ayuda internacional, lleguemos a un acuerdo inmediato, mediato y a largo plazo, que permita vivir con un trabajo decente, como indica la ONU. Bajo el amparo de las leyes, la Constitución y los derechos humanos. Pero eso, ya está visto, y se le ha pasado la factura política de rigor también, con este régimen y sus hacedores, es imposible.