José Guzmán @drjoseguzmang es un médico gastroenterólogo, endoscopista, de Cumaná en el estados Sucre, que ha sabido aliarse al mundo digital para compartir sus conocimientos en el sistema digestivo, “aportando también ese conocimiento y ese enriquecimiento de pequeñas cosas que podemos hacer que van a generar un impacto importante en nuestra salud y nuestro bienestar digestivo”.
En #SoyVenezolano habla con orgullo de sus raíces, “nací en Cumaná primogénita del continente”, de su formación en medicina en la Universidad de Oriente, y de su especialización como gastroenterólogo en la Universidad Central de Venezuela, “la casa que vence las sombras”, le dice sonriente a @nandasalas
Cuenta que apenas tenía un año de graduado cuando tuvo que emigrar a Ecuador, justo en la época en la que escaseaban los productos más básicos. “Tuve que decidirme porque mi familia necesitaba esas cosas pequeñas de servicios que comúnmente tenemos todos en nuestros hogares y que empezaban a tener esa carencia en Venezuela para aquel entonces. Y eso me llevó a tomar la decisión de emigrar”.
Para él, su llegada a Ecuador fue bastante amable. “Cuando llegué acá, ya tenía mis papeles validados en la secretaría de educación, ciencia, tecnología, y eso me permitió lograr un trabajo en mi área de gastroenterología, en el Instituto ecuatoriano del Seguro Social. Quizás uno de los pocos afortunados que cuando emigran logran llegar a un país distinto y ejercer su profesión en tan poco tiempo”.
Recuerda que con tan solo un mes en el país fue contratado para el ejercicio profesional de gastroenterólogo en un hospital de Ecuador, que forma parte de la red hospitalaria del instituto ecuatoriano de los Seguros Sociales. Ahí estuvo cinco años evolucionando y aprendiendo, “aprendiendo de los pacientes, aprendiendo de mis compañeros y, por supuesto, aportando a la sociedad”, comenta.
“Me entristeció un poco que no pude aportar a Venezuela siendo formado por instituciones venezolanas”, le dice a Nanda Salas.
El @drjoseguzmang y el poder de las redes
Al cumplir 6 años en Ecuador, el Dr. Guzmán abrió su consulta privada y comenzó a crear contenido para redes sociales, como parte de su servicio social con la comunidad. A través de reels y post en Instagram le habla a sus seguidores de las condiciones gástricas más comunes y poco habladas, esas que forman parte de la vida cotidiana y que nos da vergüenza comentar, como los olorosos gases, la manera correcta de evacuar, el mal aliento estomacal, la ansiedad y la depresión al comer papas fritas, y mucho más.
“El contenido para redes sociales me ha permitido estar en medios de comunicación tanto en ecuador, como en medios nacionales y regionales, como fuera de ecuador. Recientemente hice algunas actividades en Telemundo internacional”.
“Mi mayor aprendizaje de la migración es la resiliencia”
“Definitivamente emigrar no es fácil. Creo que cuando nos toca emprender en otro país, eso implica muchísimos cambios, cambios como el perder todo lo que tenías, hasta empezar a recuperar eso que tú tenías y que quieres tener poco a poco, eh. Y definitivamente mi mayor aprendizaje es la resiliencia. Me ha tocado empezar de nuevo”, asegura el doctor Guzmán cuando habla de su migración forzada en el año 2017.
Como a los millones de venezolanos que han tenido que emigrar, a Guzmán le ha tocado reinventarse y afrontar “esta nueva situación que nos tocó vivir en un país distinto, costumbres distintas”.
“Lo que más duro ha impactado, sin duda es dejar atrás mis raíces, dejar atrás mi familia, las costumbres familiares”, comenta sin dudarlo.
Admite que, en ocasiones se siente vacío, y lo atribuye a la distancia de lo verdadero, de la familia, de Cumaná, de Venezuela.
“Por más que tú sientes que avanzas, que creces profesionalmente, personalmente y humanamente, siento que queda siempre ese pedacito de lo que extrañas de tu país de ese sentir familiar”.
“Es imposible no extrañar la calidez de su gente. Esas pequeñas cosas que quizás día a día tú las ves o las sientes. No sientes eso mismo en otro país, como el olor a café recién colado en las mañanitas, esas reuniones familiares llenas de risa y donde todos hablan a la vez. Pero todos nos logramos entender”, recuerda con una sonrisa en el rostro.
No pierde la esperanza de volver a tener
“Quinientas conversaciones puestas sobre la mesa”. Sueña con volver a vivir en la Venezuela que lo vio crecer, y que le ofreció las mejores y mayores oportunidades de educación.
“Y por supuesto, sueño con una Venezuela libre. Esa Venezuela grande, donde entremos todos, donde haya oportunidades para todos”.