En el frente comercial, la pregunta es si hará realidad su amenaza de aranceles de hasta 60% sobre las importaciones chinas, lo que en la práctica ocasionaría el desacoplamiento comercial entre ambas naciones.
En Ucrania, la promesa de un fast exit de la guerra no es nada sencilla, está en juego la retención o pérdida de los territorios apropiados por Rusia, la vital pero difícil garantía de no más futuras agresiones contra Ucrania, las potenciales consecuencias para Europa de un Putin triunfante, la incorporación de Ucrania a la Unión Europea, etc. Todo asociado al grado de compromiso de Trump con Europa como socio de OTAN.
En Oriente Medio, Trump, estrecho aliado de Netanyahu, prometió un alto al fuego en Gaza que luce bastante probable. Pero se aleja el necesario reconocimiento del Estado Palestino. Como lo hizo en su primera administración, irá duro contra Irán, el cual, no obstante, se ha fortalecido por su alianza estratégica con China.
En cuanto a México, su socio en el TLCAN sus discursos de campaña fueron casi belicosos, prometió derrotarlo en tres frentes: los inmigrantes, el tráfico de fentanilo y sus importaciones a las que descalificó como fachada de productos chinos.
¿Sobre Venezuela? Ineludible pregunta. No hizo promesas concretas, pero sí una designación administrativa promisoria: Marcos Rubio, Secretario de Estado…
A la nueva administración le queda por recorrer el camino entre la ampulosa retórica de la campaña electoral y la realidad de gobernar.