En un mundo que se detuvo en 2020, Érika Sepúlveda decidió avanzar. Mientras la pandemia paralizaba al mundo, esta colombiana encontró su pasión en el arte corporal y se perfeccionó hasta convertirse en una sobresaliente tatuadora en Panamá.
La crisis sanitaria global representó un desafío sin precedentes para millones de personas. Sin embargo, para algunos, como Érika, fue un catalizador para el cambio. Fue gracias al apoyo y la guía de su hermano, un conocedor del tatuaje, que descubrió su talento para el arte corporal. Con la motivación de él, se sumergió en un intenso proceso de aprendizaje. Dedicó largas horas a perfeccionar sus técnicas y a desarrollar un estilo particular.
A medida que avanzaba en su formación, descubrió que el tatuaje es mucho más que una simple decoración. Es una forma de expresión artística que le permite conectar con los demás. La práctica constante fue fundamental para que pudiera dominar estilos de tatuajes como línea fina, botánica y blackwork. Esta industria ha transformado por completo su vida y le ha permitido encontrar su verdadera vocación y construir una carrera exitosa.
¿Cuándo y qué te motivó a iniciar en la industria del tatuaje?
«Inicié en el mundo del tatuaje hace 4 años y medio, en plena pandemia. Literalmente, el encierro de los primeros meses de cuarentena era abrumador; por lo tanto, intenté muchas cosas nuevas cada día para manejar mejor mi ansiedad y las emociones del momento. Mi hermano ha tatuado, así que él fue quien sembró en mí el motivo inicial para tatuar. Siempre me han encantado los tatuajes, pero nunca los había considerado. También fui muy buena en arte en la escuela, pero ese gusto había quedado solo allí. Desde el momento en que mi hermano llegó con su idea, fue el clic más profundo de mi ser hacia algo, y hasta el día de hoy se mantiene. Ha sido increíble. Creo que esa conexión es la que, al día de hoy, me sigue motivando».
Comentas que iniciaste en la industria del tatuaje en medio de la pandemia. Específicamente, ¿cómo y dónde fueron tus inicios como tatuadora?
«Mis inicios como tatuadora, al estar en medio de una pandemia, fueron extrañamente positivos. Estar en casa y tener todo el tiempo libre ayudó a dedicarme al 100% a aprender. El avance se notaba cada día. Me sentaba horas a estudiar y practicar, y tener tanto tiempo para ello ayudó mucho en mi proceso.
Mi hermano, sin duda, fue una pieza clave en mis inicios. Hubo mucho apoyo y todo fue fluyendo, tanto que me sorprendía. Fui demasiado dedicada, pero también afortunada. Iban llegando personas que creían en mi arte y los recibía en un estudio pequeño en su momento, pero importante para mí. Fui respetuosa con mi proceso y realmente iba poco a poco, pero tuve mucha receptividad».
Anteriormente, la industria del tatuaje estuvo dominada por el género masculino, pero eso ha ido cambiando con el pasar de los años. ¿Cómo ha sido tu experiencia, como mujer y artista, a lo largo de tu trayectoria? ¿cómo ha sido la receptividad?
«Sin duda, esto ha cambiado muchísimo y cada vez hay más mujeres en la industria del tatuaje, lo cual es increíble. El arte es libre y creo que no se puede limitar a un solo género para crear, aunque claramente se agradece y se respetan todas las puertas que se abrieron anteriormente. Que ahora las mujeres podamos ser parte de este sector es muy lindo y la lista va en ascenso. Creo que ha evolucionado en todos los sentidos.
Mi experiencia ha sido hermosa. Realmente, ha sido muy gratificante ver a dónde he podido llegar por mí misma y con mis propios medios. Un género no limita. He tenido demasiada receptividad desde el inicio hasta el día de hoy. Siento que, esforzándote, puedes llegar muy lejos, independientemente de que seas hombre o mujer. Hay quienes piensan que, por ser mujer, no puedes ser lo suficientemente buena, o que lo bueno que te sucede es porque eres mujer. Para lograr cosas en este mundo y mantenerte, tienes que esforzarte, caer muchas veces y no desistir».
Actualmente, estás en Panamá. ¿Desde cuándo te encuentras radicada y cómo ha sido tu experiencia como artista del tatuaje en este país?
«Vivo en Panamá desde hace casi ocho años. Panamá, para mí, es hogar y me han acogido con el mismo amor que yo les doy. Estoy muy agradecida por cada persona que me ha elegido. Desde mi inicio en el tatuaje, hace más de cuatro años, han vivido el proceso conmigo. Estoy feliz de haber iniciado aquí; les debo mucho».
¿Hacia qué estilo de tatuaje te inclinas como artista y qué te inspira?
«Me especializo en línea fina, botánica y blackwork. Me inspira la sutileza que puedo lograr en los tatuajes para mis clientes: poder llevar su idea a mi estilo y que se vea visualmente lindo, agradable y armonioso para ellos, además de sentir que adorno el cuerpo de las personas con arte».
¿Cuántas sesiones te toma realizar una pieza?
«Normalmente, tatúo piezas pequeñas o medianas; es mi día a día. Sin embargo, también realizo proyectos más grandes, que pueden llevar entre dos y cuatro sesiones, dependiendo del proyecto».
¿Cómo es tu proceso creativo a la hora de diseñar un tatuaje para un cliente?
«Tener muy claras las ideas principales del cliente, priorizar la anatomía del mismo y, desde allí, partir a obtener más referencias en distintos estilos si es necesario, es como ir creando una lluvia de ideas, fusionando y creando algo especial para mi cliente que se adapte a él, que sea único y muy limpio».
¿Qué hace diferentes tus diseños en comparación con las propuestas de otros artistas?
«Si hay algo en lo que me enfoco muchísimo es en la limpieza de mis trabajos; eso procuro reflejarlo desde el diseño. También me tomo mucho tiempo tatuando porque, para mí, entre más limpio se vea, mejor será el resultado. Me gusta realizar diseños que reflejen mucha precisión y sutileza».
¿Cuál es la parte más gratificante de tu trabajo y la más desafiante?
«La parte más gratificante es saber que me eligen, especialmente para hacer algo que los va a acompañar toda su vida. Es increíble poder conectar con tantas personas tan distintas. Creo que atraigo a personas con energía compatible con la mía y, genuinamente, eso me hace feliz: hacer feliz a otras personas y crear algo trascendental para ellos. Vivir del arte del tatuaje me produce una gratitud inmensa; ver mi proceso y todo lo que falta me llena de satisfacción. Estoy agradecida. Tanto como me esfuerce, será lo que obtendré.
Lo más desafiante es buscar la manera de seguir en movimiento constante y no estancarme. Creo que cada día requiere un nuevo esfuerzo en un mundo que avanza y se mueve muy rápido. Tú también tienes que ir haciendo. Realmente, la industria del tatuaje evoluciona cada día, y el desafío es dar lo mejor y un poquito más, e ir adaptándote manteniendo tu esencia».
Para culminar, en la industria del tatuaje, ¿cómo te visualizas en unos años?
«Me visualizo con mucho más crecimiento artístico. Si ahora estoy encaminada hacia un estilo, espero, dentro de él, poder desarrollar algo mucho más propio. Es un mundo por explorar, aprender, crecer, y todo eso, con el tiempo, se ve reflejado en tu trabajo y en hacerlo cada vez más personal. Poder viajar y tatuar es el sueño de mi vida, y en este momento ver que me sucede es increíble. Visualizarlo en unos años lo será mucho más. Seguir viajando y tatuando es parte de mi sueño más grande».
NP