Querida María Corina:
He leído en el New York Times la entrevista que, desde algún lugar de Venezuela, te hace una de sus periodistas. No importa donde estés continúas representando el espíritu de libertad y de excepcional ciudadanía que nos anima para seguir adelante en la batalla por el destino de nuestro país. Pensar en ti y en lo que significas para los venezolanos de bien nos evoca imágenes de inalterable firmeza. Una palabra que se viene a la mente al pensar en ti es diamante, no solo un mineral de gran belleza sino el de mayor firmeza en la escala de Mohs, con la cual los geólogos estamos familiarizados. Es muy reconfortante saber que en nuestra escena política, donde abundan el talco y el yeso de la complacencia, existe un diamante que sabemos firme e inalterable.
Esta admirable fortaleza nos contagia e inspira para continuar enfrentando un régimen indigno y te ha dado ya un importante lugar en nuestra historia. No tengo dudas de que lo que has hecho, lo que estás haciendo y lo que sabemos harás para restituirle a Venezuela su dignidad de nación, colocará tu nombre en el sitio que la historia reserva para nuestros grandes héroes civiles.
En la entrevista revelas el natural deseo de recibir un abrazo de tus seres queridos, a quienes no ves con la frecuencia necesaria. Quizás te ayude saber que miles de venezolanos piensan en ti constantemente y te ven como parte integral de sus propias familias.
Quienes te acompañamos estamos conscientes de que nuestro país, en realidad, nuestro mundo, atraviesa una tormenta de graves proporciones y llena de toda clase de peligros. No solo asistimos a crueles guerras que ya han causado millones de muertes y tragedias entre los pueblos más pobres de la Tierra, sino que vemos como las fuerzas de la democracia y del deber que todos tenemos por conservar nuestro planeta azul, pierden terreno frente a autocracias de diferentes tipos y frente a quienes anteponen sus intereses económicos de corto plazo a la sobrevivencia misma de la especie. El Homo sapiens está hoy duramente amenazado por un Homo neanderthalensis que pensábamos ya extinto.
En ese difícil entorno es que deberá moverse nuestro país, sujeto a fuerzas sobre las cuales tenemos poco o ningún control, sabiendo que podríamos hasta ser una simple pieza en las negociaciones globales que tendrán lugar, una pieza – y ya hemos visto cómo se manejan estos asuntos entre los poderosos – que pudiera ser utilizada sin tomar en cuenta nuestros intereses y nuestro bienestar.
Hay, sin embargo, circunstancias que se presentan favorables para nuestra batalla. Un nuevo presidente asumirá el mando en los Estados Unidos e, independientemente de lo que este cambio pueda representar en un contexto global (apenas seremos espectadores de este drama), algunas de sus decisiones tempranas lucen como promisorias para la causa de la democracia en nuestro país. En particular, la selección de Marco Rubio para la Secretaria de Estado presenta, ya lo has advertido, una oportunidad extraordinaria para que cambie la actitud del gobierno estadounidense sobre Venezuela. La pasada administración actuó de manera blanda con el régimen venezolano, basada en la falsa creencia de que Maduro representaba estabilidad y el menor de los problemas para los intereses de los Estados Unidos en Venezuela. Quien llega hoy al poder en USA parece pensar diferente y, aunque no sabemos cuan diferente actuará, luce posible esperar una acción más enérgica de los Estados Unidos sobre Venezuela, actitud ahora reforzada por la condición de franca ilegitimidad de origen del gobierno de Maduro, algo que ya existía pero ahora desnudada en toda su fea dimensión debido al fraude electoral del 28 de Julio pasado.
Ya la comunidad internacional carece de excusa alguna para no actuar en Venezuela y los Estados Unidos tienen el poder suficiente para liderar las acciones necesarias. Ha sido muy acertada la observación que has hecho sobre la oportunidad que tiene el nuevo gobierno de USA para lograr una temprana victoria política de significación, no solo para Venezuela, sino para toda la región latinoamericana, donde la tentación totalitaria es aún muy fuerte.
Sin embargo, la acción que pudiera partir del Departamento de Estado de la mano de Marco Rubio podría enfrentar acciones contrarias dentro del gobierno estadounidense, tendientes a mantener el status quo en Venezuela, acciones generadas por poderosos sectores del nuevo gobierno que favorecen una política de abierto desarrollo de los combustibles fósiles, sectores que ven con buenos ojos el cabildeo de las grandes empresas petroleras.
Querida María Corina: Te reitero mi compromiso de apoyo al esfuerzo que tú y el excelente grupo que te acompaña lleva a cabo para apoyar tu visión de una nueva Venezuela democrática y libre. En mi caso, hay dos áreas en las cuales me mantengo bien informado y activo: una, la vigilancia de, y obtención de datos sobre los aterradores niveles de corrupción que han sido y son generados por el régimen chavista/madurista durante sus años de abusos de poder y, dos, la necesidad de desarrollar – tan pronto tengamos un gobierno democrático y honesto en ejercicio – programas nacionales de educación ciudadana.
La primera área de interés tiene que ver con la aplicación de la justicia, porque si hay impunidad en el tratamiento de los forajidos estaremos generando la necesidad de la venganza. La segunda tiene que ver con la creación de una sociedad venezolana futura en la cual tengamos una mayoría de buenos ciudadanos activos, de compatriotas quienes piensen que el beneficio colectivo es tan o hasta más importante que el bienestar individual. Esto será un esfuerzo que tomará tiempo, por lo cual es preciso comenzar tan pronto sea posible, un esfuerzo que – bien planificado – tendría el éxito asegurado.
En estas dos áreas puedes contar con mi entusiasta colaboración. Tengo la certeza de que la batalla que lideras resultará en una estupenda victoria para la democracia. Cuando ella suceda regresaré a Venezuela para disfrutar de nuevo – junto a todos ustedes – sentirme en tierra libre y digna, sentirme de nuevo en casa.