“Necesitamos reunir todas nuestras fuerzas para lograr un golpe capaz de variar la suerte del país”.
Simón Bolívar
Venezuela está en un momento decisivo de su historia. Nos enfrentamos a un régimen que ha hecho todo lo posible por mantenerse en el poder, mientras el pueblo lucha por recuperar la libertad, la justicia y el respeto a la voluntad expresada en las elecciones del 28 de julio. Este no es solo un enfrentamiento político; es una batalla entre la esperanza y la opresión, entre el futuro que merecemos y el pasado que queremos superar. Y en esta lucha debemos actuar con inteligencia y estrategia.
Una historia con un final por escribir
Esta situación puede entenderse como una gran historia donde todos somos protagonistas. En esta narrativa, los venezolanos somos el héroe colectivo que busca un objetivo claro: la libertad y el cambio político. Nuestro adversario es el régimen, que usa su poder para dividirnos y desmoralizarnos. Pero no estamos solos. Contamos con aliados dentro y fuera del país que nos apoyan, como la comunidad internacional, además de los valores que nos unen: la fe, la justicia y la dignidad.
Como en toda buena historia, hay obstáculos que superar. Pero también hay esperanza, porque esta historia aún no está escrita del todo. Depende de nosotros decidir el final.
El papel de cada venezolano
Cada uno de nosotros tiene un rol clave en este momento histórico. No importa dónde estemos o qué tan grandes o pequeñas sean nuestras acciones, todas cuentan. Desde el venezolano que marcha en las calles, hasta aquel que comparte un mensaje en redes sociales o participa en protestas internacionales, todos somos parte de esta lucha.
Piensen en nuestra historia como un gran rompecabezas. Cada pieza, por pequeña que parezca, es necesaria para completar la imagen. Si una sola pieza falta, el rompecabezas queda incompleto. Por eso, necesitamos que cada venezolano participe, porque juntos somos más fuertes.
Los aliados en esta lucha
En esta historia no estamos solos. Contamos con aliados importantes: la comunidad internacional, organizaciones de derechos humanos y personas en todo el mundo que apoyan nuestra causa. También tenemos un arma poderosa: nuestra unidad como pueblo.
Por ejemplo, alzando nuestra voz ante la Corte Penal Internacional (CPI) para exigir justicia por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra nuestro pueblo. Esto no solo envía un mensaje a los que sostienen el régimen, sino también al mundo: Venezuela no está sola y no vamos a rendirnos.
Nuestros aliados necesitan confiar en que seguimos firmes y organizados. Cuando nos mantenemos unidos, enviamos un mensaje claro: apoyar a Venezuela es respaldar la justicia y la democracia.
El régimen y sus estrategias
El régimen quiere que creamos que no tenemos poder, que somos débiles y que nuestras acciones no importan. Usan la división, el miedo y la desinformación para mantenernos controlados. Pero esta narrativa es falsa. La verdadera historia es que somos un pueblo valiente, resiliente y decidido, capaz de superar cualquier obstáculo cuando combatimos juntos.
El régimen también teme a la fuerza de nuestra unión. Saben que cuando estamos unidos, somos imparables. Por eso es tan importante que no caigamos en sus trampas y mantengamos el enfoque en nuestro objetivo común.
Un tiempo de esperanza
Estamos en Adviento, un tiempo de preparación y esperanza. Así como este período anuncia el nacimiento del Niño Dios, también es un momento para reflexionar sobre el renacimiento de Venezuela. Es una oportunidad para prepararnos, para fortalecer nuestra determinación y para tomar las medidas necesarias que nos acerquen al cambio.
El 10 de enero de 2025 no es solo una fecha; es un símbolo de lo que podemos lograr juntos. Ese día, Edmundo González Urrutia, elegido por el pueblo, debe asumir como presidente. Pero para que eso ocurra es necesario trabajar, desde ahora, con perseverancia y unidad de propósito y acción.
El poder de la acción colectiva
Nuestra fuerza radica en nuestra capacidad de actuar juntos. Cada marcha, cada protesta, cada mensaje que enviamos al mundo es una pieza clave en esta lucha. Aunque una sola acción pueda parecer pequeña, cuando se suma a miles de otras, su impacto es inmenso.
Es como una ola en el mar: comienza con pequeñas gotas, pero cuando muchas se unen, pueden formar una marea que transforma todo a su paso. Nosotros somos esa marea, y nuestra fuerza está en nuestra unidad como lo demostramos el 28J.
El final de la historia depende de nosotros
En esta lucha no estamos escribiendo solo nuestra historia personal, estamos escribiendo la historia de Venezuela. Cada decisión que tomemos hoy tendrá un impacto en el futuro. ¿Queremos ser recordados como un pueblo que se rindió o como uno que luchó con valentía y cambió su destino, tal como lo hizo en 1821?
Este es nuestro momento. Tenemos la oportunidad de escribir un final lleno de esperanza y libertad. Pero para lograrlo, debemos actuar con inteligencia, con unidad y con la certeza de que nuestra causa es justa.
Sigamos adelante, Venezuela. Esta historia aún no termina, y el futuro está en nuestras manos. Que Dios nos bendiga y nos guíe en este camino hacia la libertad.
El futuro es nuestro. Vamos a conquistarlo.