La frontera que deja Biden: calma gracias a México y puertas cerradas a solicitantes de asilo

La frontera que deja Biden: calma gracias a México y puertas cerradas a solicitantes de asilo

Un grupo de migrantes cruzan el río Grande en la frontera entre Estados Unidos y México en Eagle Pass, Texas, en septiembre de 2024. The Washington Post (The Washington Post via Getty Im)

 

Hubo una crisis de migrantes en Estados Unidos. Hubo, porque hoy la frontera sur, por donde hace apenas un año cruzaban miles de migrantes diarios, es un lugar mayormente tranquilo y estable. Cualquiera estaría perdonado por pensar que la crisis se ha mantenido, pues el candidato y ahora presidente electo Donald Trump hizo toda su campaña basada en el hecho de que la frontera estaba colapsada. Si bien el republicano no es conocido por su fidelidad a los hechos, durante los tres primeros años de la presidencia de Biden, esa descripción fue básicamente correcta.

Por El País 

Sin embargo, tras la caída por orden de Trump de un proyecto de ley bipartisano que habría reforzado drásticamente la frontera en los primeros meses de este año, Biden firmó una amplia orden ejecutiva en junio que supuso un freno muy brusco en las entradas de migrantes. Mientras, en la práctica, esta medida ha cerrado la puerta casi por completo a solicitantes de asilo —aunque todavía se puede pedir refugio desde los países de origen o algunos terceros países gracias a una serie de oficinas que estableció Biden en su mandato, que junto con otras medidas ha hecho ese proceso mucho más eficiente—, ha sido la combinación de ello con la intensificación de la actividad de México para detener migrantes en su territorio lo que ha significado el mayor cambio en la frontera que deja Biden.

Es lo que resalta Doris Meissner, la directora del programa de política migratoria estadounidense en el Migration Policy Institute y jefa entre 1993 y el 2000 del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS, por sus siglas en inglés), predecesor del actual Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). “[El cambio] se ha logrado como resultado de dos cosas: una que hizo Estados Unidos y otra que hizo México. Las cifras más altas se dieron hace aproximadamente un año y eso dio lugar a conversaciones de muy alto nivel entre funcionarios de ambos países. México ya había estado trabajando mucho con Estados Unidos para reducir los flujos que llegaban a la frontera. Pero eso se aceleró y aumentó a partir de enero de 2024?, señala por teléfono Meissner. Por otro lado, la normativa imperante desde el verano que suspende la aceptación de nuevas solicitudes de asilo mientras el flujo de migrantes promedio durante dos semanas no esté debajo de cierto umbral —el umbral se ha ido reduciendo a medida que los cruces han disminuido— ha eliminado el incentivo de cruzar la frontera, entregarse a la Patrulla Fronteriza y solicitar asilo.

Esta era la estrategia que seguían los migrantes hasta antes de las nuevas medidas. Al solicitar asilo en manos de la Patrulla Fronteriza se comenzaba un proceso largo que significaba que las personas eran liberadas mientras sus casos eran resueltos. Con un atasco de casi tres millones de casos —alrededor de diez veces más que hace una década— para unos 700 jueces de inmigración en el país, la fecha para una cita en la corte podía estar varios años en el futuro. Además, mientras esperan, los migrantes tienen derecho a permanecer en el país, y aunque no pueden trabajar legalmente, muchos igualmente lo hacen de manera irregular. Asimismo, migrantes que saben de antemano que su solicitud de asilo sería rechazada por las razones que sean pueden faltar a su cita judicial y convertirse en indocumentados al uso.

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