El depuesto presidente sirio, Bashar al Asad, huyó de Siria y pidió asilo político en Moscú después de que Rusia rechazara una petición suya de crear un “mini Estado” en la costa mediterránea siria ante el avance de la coalición insurgente que el pasado domingo tomó Damasco, informó este miércoles una ONG.
El Observatorio sirio de Derechos Humanos afirmó que según “fuentes confiables”, Rusia, principal aliado del derrocado mandatario sirio “rechazó una petición de Al Asad de establecer un ‘mini Estado’ en la costa siria, ya que consideraba que era un proyecto para dividir Siria”.
La ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno en Siria, no preció la ciudad donde Al Asad esperaba establecer su supuesto “mini Estado”, si bien se cree que se trata de Latakia y Tartús, donde la comunidad alauí, a la que pertenece la familia Al Asad, es mayoritaria.
Cerca de esas localidades también se encuentran bases aéreas y navales de Rusia.
El Observatorio subrayó que Al Asad esperaba que Irán, otro aliado principal de su Gobierno, le apoyara “en su guerra contra su pueblo”.
“Pero las milicias iraníes lo abandonaron tras la batalla de Alepo, del mismo modo que hicieron los rusos (…) tras la derrota de las fuerzas del antiguo régimen en Hama”, añadió, en referencia a las primeras victorias militares de los insurgentes.
El depuesto jefe de Estado sirio huyó junto con su familia el pasado domingo y pidió asilo político en Rusia después de que una coalición insurgente, liderada por el islamista Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe) lograra tomar Damasco y anunciara el fin de cinco décadas de la familia Al Asad.
Esa coalición, integrada también por facciones proturcas, había lanzado una ofensiva relámpago el 27 de noviembre desde la ciudad de Idlib, bastión de la oposición, y en pocos días consiguió expulsar al Ejército de Al Asad de las capitales provinciales de Alepo, Hama y Homs, lo que abrió el camino hacia Damasco. EFE