Décadas atrás fueron guerrilleros, pero los dirigentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) manejan ahora a sus anchas uno de los mayores conglomerados empresariales de El Salvador, inmerso en operaciones que van desde el expendio de combustible hasta el transporte público y el sector agroindustrial, publica El Nuevo Herald.
Antonio Maria Delgado
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Se trata de un conglomerado erigido casi exclusivamente con dinero venezolano, según expertos y documentos obtenidos por El Nuevo Herald.
Y es que el FMLN controla totalmente a ALBA Petróleos de El Salvador, empresa mixta perteneciente a la nación centroamericana y al estado venezolano que se ha convertido en el músculo económico de la izquierda salvadoreña.
“El FMLN se ha convertido en una especie de partido-empresa, a través de ese consorcio empresarial ALBA que hasta hoy comprende inversiones en combustible, medicamentos, medios de comunicación, fertilizantes, financieras”, explicó Ernesto Muyshdont, vicepresidente de asuntos ideológicos de la opositora Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
“Varios de los altos dirigentes del ala ortodoxa de FMLN, que antes eran combatientes, proletarios, ahora han pasado a convertirse en ‘albamillonarios’, propietarios de fincas, de grandes mansiones, autos de lujo, casa de campo y de propiedades en el extranjero, algo similar a lo que ha estado ocurriendo en Venezuela”, declaró Muyshdont.
Según estimaciones del sector privado salvadoreño, ALBA Petróleos de El Salvador acumulaba más de $500 millones en activos a finales del 2010, lo que la colocaba entre las diez mayores agrupaciones empresariales del país.
Pero su estado actual es difícil de diagnosticar, dado que el 2010 fue el último año en que la firma presentó sus estados financieros a los registros de comercio.
Sobre lo que no hay dudas es de que las operaciones del conglomerado son financiadas principalmente con petróleo venezolano y en menor proporción con recursos del Estado salvadoreño, y que son administrados por el FMLN como si fuesen fondos propios de la organización política.
El reportaje completo en El Nuevo Herald