Aunque los ambientalistas dicen que los caracoles prefieren la humedad y oscuridad para vivir y desarrollarse de forma cómoda, en el sector Los Colorados estos animales rompen la regla. La primera impresión de las personas al transitar a pie o en carro por las calles Corazón de Jesús o 102-B es la cantidad de caracoles que proliferan en las aceras. Por Luisa Quintero/El Carabobeño
Mauricio Lozada vive desde hace un año en este sector. Desde que compró la casa en el cruce de estas dos calles ha observado con preocupación cómo salen los caracoles cada vez que llueve. Al estar en contacto con la naturaleza por ser scout, explicó que no son caracoles africanos a pesar de su gran parecido.
Si se manipulan directamente con las manos pueden producir vómito y diarrea pero todavía los vecinos no han recibido reporte de alguna persona que haya padecido estos síntomas por estar en contacto con los caracoles.
En Fundación Mendoza la situación se repite. En varias plazas de esta urbanización se han avistado los animales desde hace varios meses, pero la población ha aumentado con las lluvias. Ya los médicos del Módulo Canaima están alertas por los caracoles pero todavía no se han llevado las muestras a la Dirección de Malariología para ser analizados.
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