La Cámara de Representantes de EE.UU. tiene desde hoy un nuevo presidente, el legislador republicano Paul Ryan, quien tras ser elegido por el pleno reemplaza al congresista John Boehner, quien ostentaba el cargo desde enero de 2011.
Por Raquel Godos/EFE
Ryan, quien fuera candidato a la Vicepresidencia en 2012, logró 236 votos a favor de su candidatura, con un margen amplio sobre los 218 necesarios para alcanzar el liderazgo de la Cámara Baja.
En su primer discurso como presidente, Ryan, recibido por los legisladores con una larga ovación, reconoció que la Cámara de Representantes “está rota” y no logra avanzar en sus objetivos ni resolver los problemas de los ciudadanos.
El legislador por Wisconsin, rodeado por su familia y todos los miembros de la Cámara baja, insistió en que el Legislativo tiene que volver “a su orden natural” y trabajar para que los estadounidenses no miren a “Washington y vean el caos”.
“Necesitamos hacer cambios, empezando por cómo trabaja la Cámara. Si usted conoce un asunto, entonces escriba la ley”, dijo Ryan, quien también reiteró que la mayoría, que ahora la detenta su partido en el Congreso, tiene que “respetar” a los miembros de la minoría, en este momento demócrata.
“No somos el eco de la gente. Representamos a la gente. Y solo una Cámara que funcione completamente puede de verdad representar a la gente”, insistió el nuevo presidente, que desde hoy ocupa el tercer cargo de poder más importante de EE.UU., por detrás del presidente y el vicepresidente del país.
Ryan fue elegido “speaker”, como se conoce al cargo en EE.UU., tras semanas de divisiones internas dentro del Partido Republicano, después de que, por las presiones de los más ultraconservadores, renunciara a presentarse al cargo el sustituto natural de Boehner y candidato del aparato, el “número dos” Kevin McCarthy.
Ante su inesperada renuncia, muchos de los miembros de la Cámara baja pidieron a Ryan que presentara su candidatura al considerarlo como el mejor aspirante de unidad en una bancada dividida, ante la notable presencia de representantes próximos al ultraconservador Tea Party, que de facto provocó la salida del propio Boehner.
En su discurso de despedida, un visiblemente emocionado Boehner, dijo sentirse satisfecho con sus casi cinco años como presidente de la Cámara.
“Me voy sin remordimientos, sin cargas. En todo caso, dejo el camino que empecé: el de un tipo normal, conmovido por la oportunidad de hacer un gran trabajo”, aseguró el congresista por Ohio.
Asimismo, recordó a sus colegas que “el cambio real lleva tiempo”, y enumeró algunos de los éxitos de su mandato sobre los que dijo estar más orgulloso, especialmente en lo concerniente a la legislación educativa.
“Hay una diferencia entre que te pidan hacer algo y ser nombrado para hacer algo”, dijo Boehner en alusión a su sucesor.
“Paul está siendo llamado a servir con gracia y con energía, y le deseo a él y a su familia todo lo mejor”, agregó el veterano legislador.
Tras el nombramiento de Ryan, quien se ha convertido en la persona más joven en ocupar el cargo desde finales del siglo XIX, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, aseguró en su rueda de prensa diaria que el presidente, Barack Obama, espera “obtener progresos” trabajando junto a él.
Earnest aseguró que el mandatario profesa un “gran respeto” por el nuevo presidente, aunque aclaró que aún no se ha establecido una fecha para la primera reunión entre ambos.
Ryan aterriza en la Cámara de Representantes con muchos retos por delante para unir a una bancada profundamente dividida y acabar con el descontento de la ciudadanía, que ve cómo en Washington las batallas partidistas terminan por perjudicarlos.
No obstante, se prevé que en lo que resta de semana el Congreso finalmente apruebe un acuerdo presupuestario para dotar de fondos al Gobierno federal durante los próximos dos años y elevar el techo de la deuda del país hasta 2017, lo que permitirá que Ryan comience su mandato sin tener que lidiar con uno de los asuntos más controvertidos del Capitolio.