La depresión y el estrés no solo dejan un rastro palpable en nuestro rostro sino que contribuyen a acortar nuestra vida alterando nuestra actividad genética, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana (EE.UU.) y el Instituto de Investigación Scripps especializado en biomedicina, publica Muy Interesante
En un experimento con gusanos Caenorhabditis elegans (o C. elegans), unas lombrices transparentes que poseen un entorno bioquímico similar al de los seres humanos y por ello representan una herramienta de muy interesante para el estudio de la biología del envejecimiento, los científicos identificaron una serie de genes que pueden modular los efectos del estado de ánimo y una respuesta -positiva o negativa- para el estrés en nuestra vida útil.
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