En el segundo día de celebraciones oficiales por el Jubileo de Platino de la reina Isabell II, la gran ausente fue precisamente la homenajeada. Aunque se esperaba que asistiera al servicio religioso de acción de gracias en la Catedral de San Pablo, el jueves por la noche el Palacio de Buckingham anunció en un comunicado que finalmente, a última hora, había decidido no asistir debido a que había experimentando «cierto malestar» el jueves, cuando se inauguraron los festejos con el desfile de «Trooping the colour». Su aparición, con semblante alegre, en el balcón real fue un regalo para el público, que, sin embargo, hoy la echó de menos en una ceremonia formal que fue un desfile de personajes públicos.
Entre ellos destacaron Harry y Meghan, que viajaron desde su residencia en California hasta Londres para un compromiso real por primera vez desde que decidieran dejar de formar parte activa de la realeza.
Con ellos aterrizaron en Londres sus hijos, Archie, de 3 años, y Lilibet Diana, bautizada en honor de su bisabuela y su abuela, y que mañana sábado celebrará su primer cumpleaños con su familia británica.
Los Sussex llegaron a San Pablo, entre algún que otro abucheo (aunque la peor parte se la llevó Boris Johnson) y cogidos en todo momento de la mano, en una aparición muy esperada, aunque al parecer el resquemor del llamado ‘Megxit’ ya va quedando en nada y las tensiones evidentes entre ellos y otros miembros de La Firma, como se llaman a sí mismos los Windsor, han quedado en el pasado. Y es que si bien la monarca, que miró la ceremonia religiosa por televisión desde el Castillo de Windsor, los excluyó del saludo familiar desde el balcón real el jueves por no ser miembros en activo, sí hizo toda una declaración de intenciones al enviarles un automóvil y un destacamento de seguridad para recogerlos en el aeropuerto. Entre los ciudadanos que se acercaron a las inmediaciones, también se encontraba algún seguidor de la pareja.
A su llegada a la Catedral, Meghan, de 40 años, llevaba un conjunto rosa pálido que ha sido elogiado por la prensa local. La pareja llegó minutos antes que Guillermo y Catalina de Cambridge, con quienes la relación era fría y distante la última vez que se les vio juntos en el servicio de la Commonwealth en la Abadía de Westminster en marzo de 2020. Las aguas parecen haber vuelto a su cauce, al menos en público, y los Sussex están en territorio británico con la intención de mantener un perfil bajo, según fuentes cercanas a la pareja.
El príncipe Carlos, representante de la reina en su ausencia, llegó después con su esposa, Camila de Cornualles. Otros ‘royals’ presentes fueron la princesa Ana, el conde y la condesa de Wessex, Zara y Mike Tindall, y las princesas Beatriz y Eugenia, hijas del príncipe Andrés, que según fuentes de palacio no asistió tras dar positivo por Covid-19.